23 dic 2013

Nada

No tengo nada que decirte
Porque decir es hablar
Y hablar es un mal trato
Cuando de tacto de trata.
No tengo nada que ofrecerte
Porque ofrecer es afirmar
Que tengo algo
Que te pertenece.
No tengo nada que esperar
Porque esperar es prender de un hilo
Que por más fuerte o por más fino
De los dedos
Se te escapa.

12 nov 2013

"Art does not reproduce the visible; rather, it makes visible" Paul Klee


Paul Klee.Fish Magic. Oil and watercolor varnished. 76.8 x 98.1 cm, 1925.

31 oct 2013

Melodramatic Fool

Prefería imaginar. De eso sabía mucho. Construía una vida detrás de la mirada de cualquiera en tan sólo un instante. Miradas de madres, efebos, profesores e incluso maridos que albergaban amantes secretos, juegos inconfesables, lecturas de Jane Austen o del Mundo Deportivo. El transporte público, la sala de espera o las conversaciones yermas suscitaban en un nuestro protagonista la torpe evasión de una mirada sucinta.
En la terraza de un bar de un día cualquiera, aborrecido de una conversación manifiestamente petulante, se dejó diluir por su capacidad evasiva hasta tal punto que dibujó durante horas una mueca de cretino. La conversación de los colegas disminuyó de volumen al conceder permiso a su íntimo juego.

-¡Oye! No pareces estar en este mundo.- Exclamó una chica que hacía tiempo lo estaba contemplando.
-¿Eh? Perdona. No te he escuchado.-

De repente se dio cuenta de que la chica que trabajaba en el peep show más inmundo de su imaginación, del cual tuvo que huir por trato de blancas, le había dirigido la palabra. Estaba tan nervioso que no podía ni articular palabra pero demasiado acostumbrado al parecer más bobo de lo que realmente era.

-Estaba diciendo que parece que no estés escuchando la conversación. – Volvió a interrumpir ella.
-No estaba escuchando. Perdona. –


En vez de hablar de cualquier cosa como habría hecho cualquier chaval de su edad con la simple esperanza de echar un casquete, estuvo toda la noche imaginando cómo hubiese sido compartir alcoba con la ex-stripper que se le acercó a hablar. 

15 jul 2013

Mi amigo Teo


Un niño que se pelea por testarudo con su padre, va a la orilla de aquella pequeña cala para hacer rebotar las piedras. Tira una tras otra, quizás porque ya tiene la sabiduría de que las piedras no se quejan, y así se le va pasando el enfado.

La presencia de otro niño le hace olvidar las piedras y todo lo demás, al ver que éste, empieza a jugar con su pequeña barquita, aquella en la que su padre le enseñó hace poco a remar.

-¿Te dejan remar?- Le pregunta el niño.

-Nunca he subido en una barca.- Contestó el segundo.

A eso que ni corto ni perezoso, se dirige éste a la madre de su nuevo amigo para concederle el permiso, a lo que ésta, contestó, que si él mismo no lo acompañaba sabiéndolo su padre, no le dejaría.

Los trámites fueron complicados pero al fin consiguieron su propósito y, como niño de pueblo pescador, que coge su barquita como en mi pueblo se coge la bici, decide llevarse a su amigo a surcar las aguas de Cadaqués.

-¡Teo!, ¡Hasta la boya y volvéis!, ¿eh?- Gritaba el padre desde la orilla.

Pero  como ya se sabe, uno siempre quiere mostrar lo mejor de sí, ante los ojos atentos de un niño medio inglés medio catalán, que con su burbuja colocada por si se terciara un naufragio inesperado, miraba excitado las habilidades de ese mequetrefe, que se manejaba mejor en la barca que con los mandados de su padre.

Fueron hasta la boya, pasaron la boya, pasaron las barcas de detrás de la boya como también pasaron la distancia desde la cual toda la cala, de reojo, había perdido la vista en aquellos dos niños de cinco años.

La madre inglesa del niño de la burbuja fue en busca del padre de Teo, y éste, con un ademán de hombre que también está sufriendo un  poco pero, que no quiere que se le note porque en realidad quería ligársela, se dispone a entrar en el agua para ir nadando en busca de ellos.

Antes de que éste estuviera en el agua, surgieron de entre las barcas como una aparición, y es que, la policía nacional, los había remolcado, al sorprenderse de tal estampa.

Los bañistas reprimieron el aplauso, como la madre del niño de la burbuja reprimió un cachetón. Después de que las abuelas de la playa manifestaran sus opiniones en voz alta, después de que el padre del niño tuviera un motivo para acercarse a la madre del niño de la burbuja, el niño de la burbuja nunca olvidará que en Cadaqués conoció a un Teo que le enseñó como era el mar.

5 jul 2013

Menosprecio al punto



Porque sí


Sin más


Sin pedirlo


Ni quererlo


Pero queriéndolo


Sin saber


Querer


Más


Y más


De todo


Un poco


Pero


Con el pero


Delante


Para que


No se espante


De mí


Quizás


Por eso


Y por todo lo demás