27 nov 2017

Los miedos de la anticipación

Ir a su casa era una cosa especial. Habían ido a menudo. Habían. En fin.
Por la mañana se despertaron para hacer el desayuno. Unas tostadas con aceite y un café sería perfecto. Por ahí pasó uno de los compañeros de piso de A. Después de merodear para comprobar que estaban haciendo, habló un poco con B.

- Te has quedado a dormir verdad?
-B respondió: -Si.
- Pero sois novios?
-B respondió sin filtrar. – ¡Pero porqué demonios siempre se tiene que hacer la misma puñetera pregunta! ¿Es que dos personas no pueden quedar para compartir momentos, sin presentarse a la sociedad como tal?

A miró con extrañeza, y es que si hubiera contestado él, habría dicho que si.

A ella le hubiera encantado. Pero ahora ya nunca pasaría.

1 may 2016

Ficciones de autoridad y poder


Alguien dijo una vez, que lo que ponemos en el cabecero de la cama es siempre algo sagrado. 

En el mío, hay colgadas unas banderitas de verbena de colores monocromos como son el rojo, el lila, el verde, el amarillo, el naranja o el azul. 

De todas ellas, ya han caído algunas. ¿Será por los arrebatos compartidos o porque la fiesta ha terminado?

7 nov 2015

Devenir fatal

Voy a construir un espacio
sobre el suelo.

Habrá copas de cristal
con las que podrás beber
delicadamente o
tirar como arma arrojadiza.

Voy a construir un  momento
Por el que circulen los instintos.
Para estrangular el lenguaje
En pura melancolía.

Creo que creo un espacio
Que deshacer
Con cualquier palabra.

Asumo el riesgo de perder
Para saber ganar mejor.

Contra una voz que cambia,
Que se altera,
Que envejece,
Cada vez que es pronunciada.





29 oct 2015

Do you want a guided tour?

Me llaman educadora, pero puedes llamarme como tú quieras.
Qué quieres que diga y lo diré.

Hablo de la estética postmoderna y su horizontalidad rizomática a especuladores. Otro día, de las lindezas de la pedagogía a unos estudiantes de magisterio que todavía tienen ideales. De la esencia de lo popular a viejitos que vienen a ver una época, si cabe, más triste que la de ahora.

Construyo castillos en el aire por dinero. Pero en vez de poner un tornillo en una tuerca, balbuceo contenidos dirigidos a unos usuarios, que no ciudadanos.  Me pagan por contar cuentos. De castillos y princesas, de héroes y malhechores, de prostitutas y queers.

La retórica, hoy, es la fábrica de los pobres. Los clowns de la sociedad de un espectáculo que no acaba. Dime qué quieres oír, porque soy toda tuya. La prostituta de un saber que se paga depende de quien tenga delante. Coleccionistas, miembros eméritos de dudosa moral, niños, niñas, profesores a quien educar.

De qué están hechas las ideas y te diré qué de dinero. Porque el lugar que las vende, las ofrece por muy poco. Tres euros la hora.

Qué duro está el oficio.

18 sept 2015

Make kisses up

Aunque bese muchas bocas
es fácil enamorar
con la destreza del deseo

por eso luego pienso en ti
después de no pensar
después de todo
pienso en ti
-me has dado un beso pequeño-
dijiste dejándome debajo
de la nube de melancolía
que el concierto traía.

Y te acaricié con la aspereza
con que se ve el llanto de un niño

que el consuelo no acalla.

4 ago 2015

Rituales íntimos

La conversación era escatológica. Por supuesto, no estaba relacionada con la escatología cristiana. Aunque, pensándolo mejor, quizás todo tenga alguna relación oculta, o etimológica.
Uno de los comensales empezó a hablar del tránsito intestinal en época vacacional, y no, no se habló precisamente de yogures. Entre risas, muecas de asco y caras que se cubrían con una mano, uno de los comensales empezó a relatar dos de sus periplos intestinales más triunfales.

Después de excursiones infinitas, afirmó concluir la visita en una iglesia. Los servicios del recinto eran grandes, limpios y con puertas que llegaban hasta el suelo. Motivos todos ellos suficientes para desahogar su íntimo vía crucis. San Ignacio de Loyola. Afirmó el comensal repetidas veces, sorprendido de recordar el nombre de un emplazamiento que parecía haber olvidado. El relato empezó a hilar un vínculo peculiar cuando confesó haber tenido otra desesperada urgencia, nada más y nada menos, que en el Vaticano.

-¡Chico! ¡Te da por cagar siempre en las iglesias!- Exclamó una voz del corrillo.

El estruendo de risotadas fue descomunal.
La cara de asombro del narrador un poema.


Quizás la transgresión de un conservador con alma punk.